Cada año en los meses de noviembre y, especialmente diciembre, independientemente de los credos y creencias que cada uno elija profesar, no podemos negar que se crea una mística muy especial revestida de deseos y buenos augurios.
Personalmente es una época que disfruto mucho.
El comienzo de las 7 semanas sagradas, el contexto especial de verano en el que nos encontramos quienes vivimos en el hemisferio sur, el olorcito a pan dulce saliendo de las ventanas de las cocinas y muchos acontecimientos invisibles de los que no somos conscientes pero que están tan presentes como la respiración, crean para mí más que Magia.
Podrás decirme que muchos viven estos días como una locura – querer hacer todo lo que no se pudo durante el año en apenas un par de semanas, conflictos familiares por decisiones morales sobre con quienes pasaremos o no la navidad, etc- pueden parecer abrumadores.
Pero tú eliges en que quieres enfocarte.
Porque pese al ajetreo de fin de año que a muchos parece pisarles los talones, te puedo asegurar que si te calmas y serenas podrás respirar una paz y conectar con un silencio indescriptible, que están ahí, de un modo omnipresente, esperando a que le prestes un momento de atención.
En este contexto, con toda esta energía y sabiendo que se vienen tiempos de pedir deseos, de armar planes y gestar nuevos proyectos…
¿no crees que sería bueno prepararnos para eso?
Tomarnos el tiempo para esclarecer nuestra mente a fin de que afloren ideas claras y deseos genuinos es una tarea más que indispensable.
De otro modo, nos agarrará diciembre en el ajetreo y la locura, pidiendo por pedir, deseando sin corazón y planificando por fuerza de la costumbre.
La buena noticia es que no estás solo. Podemos prepararnos juntos.
Suscríbete a mi lista de mail para empezar a recibir todo el contenido en el que te iré contando cómo 😉
Haz click aquí.
Recuerda que puedes compartir y difundir esta información para acercarle a otras personas esta experiencia.
¡Gracias por leerme! Te leo en los comentarios