¿Sabes por qué a la mayoría de las personas le es tan difícil elegir un camino?
Porque piensan que una vez que lo elijan ya no habrá marcha atrás.
Y, si vamos al caso, es cierto.
No podemos dar marcha atrás, volver al pasado y tomar otra decisión.
Pero tampoco es necesario hacerlo.
Querer volver el tiempo atrás porque sentimos que nos equivocamos obedece a un único deseo: querer recuperar el tiempo perdido. Así como también se respalda en una creencia obstinada: la que nos dice que ya es demasiado tarde para volver a empezar.
Sin embargo, así como nunca es tarde para descubrir la vocación, nadie está exento de querer darle en cualquier momento un giro a su vida.
¿Realmente es una pérdida de tiempo?
Créeme si te digo que es más común de lo que parece pensar en que hemos perdido el tiempo cuando nos encontramos desistiendo de un camino.
Estuve 4 años en la carrera de derecho, creyendo que al graduarme pasaría el resto de mi vida siendo abogada. Sin embargo, un día, en una práctica donde nos hicieron ir a presenciar un caso oral y público, algo muy profundo sucedió dentro de mí. De repente, ya no quería ser abogada, ya no me proyectaba resolviendo casos, haciendo justicia de la manera en la que yo creía que se hacía. No quería volver a pisar una corte, ni me atraía la idea de volver a tener entre mis manos el código penal.
¿Qué me había ocurrido?
¿Cómo continuaba mi vida?
¿Cómo era posible que toda la convicción y la pasión que me habían llevado a elegir ese camino se hubiesen desvanecido tan de repente en ese momento?
A todas esas preguntas me las formulé. Pero lo que más angustia me daba era pensar que «había perdido el tiempo».
¿Realmente había sido así?
¿Sobre la base de qué creencia deducimos que perdemos o ganamos tiempo?
Socialmente la mayoría de las personas entienden que la vida es nacer, crecer, educarse, encontrar un trabajo estable, casarse, tener hijos, jubilarse y fin.
Bajo esa ecuación, entra en juego la economía del tiempo.
De un modo inconsciente administramos el tiempo basándonos en un promedio de vida que oscila entre los 80 y 90 años de existencia. Por lo tanto, la repartija empieza a ser: 7 años para esto, 5 para esto, 2 para esto, 20 para esto. Toda una vida para esto.
Dentro de esa linealidad matemática alguien que quiera cambiar el rumbo lógicamente que pensará que ¡no tiene de donde sacar el tiempo! ¡por que los 5 años de facultad los tiró por la basura haciendo otra cosa que «no era la correcta!»
¿Qué determina cuál es la decisión correcta?
Si hoy deseas algo y mañana deseas otra cosa ¿hay un deseo más correcto que otro?
Los deseos cambian, lo sabemos por experiencia. Deseabas la bicicleta cuando eras niña, hoy quizás desees un auto. ¿Era incorrecto desear la bicicleta solo porque tu deseo cambió?
Si lo que quieres es descubrir tu vocación para guiarte por esa «revelación» y hacerle caso, lo primero que debes hacer es aceptar que la vocación se te revelará en forma de deseo. Y estos no siempre se acomodan plácidamente en la linealidad de un tiempo social.
Lo que hoy deseas no necesariamente lo desearás siempre. Pero las cosas que vivas a partir de esa experiencia jamás serán una pérdida de tiempo.
4 años estudiando algo que no utilicé como creía no significa que ese aprendizaje haya sido inútil. Sin esos 4 años de lectura, millones de palabras o de comprensiones que obtuve no formarían parte de mi vida, todas las personas que conocí no me hubiesen enseñado lo que aprendí de su esencia, todos los exámenes que dí no me hubiesen revelado jamás lo que era capaz de hacer y enfrentar y, por sobre todo, no hubiese sido más feliz antes haciendo lo que hago hoy, porque mi yo del pasado haciendo lo que hago hoy se hubiese sentido incompleto.
Por más que creamos que no existe relación entre una vivencia y otra, siempre la conexión que exista entre ellas es mucho más profunda y necesaria de lo que podemos llegar a imaginar.
Por lo tanto, cambiar de dirección no implica que en el pasado nos hayamos equivocado.
Vivimos en un eterno presente y las decisiones que tomamos en él deberían responder siempre a lo que en el momento estamos necesitando para nuestra evolución personal.
Solo cuando te des la oportunidad de ver tu vida como un proceso único, sin atenerte a ningún estereotipo social, empezarás a comprender que hay momentos que sencillamente no pueden pasarse por alto.