¿Has observado que los niños no le temen al peligro?
Si no lo has notado tal vez recuerdes alguna que otra travesura de tu propia infancia.
El secreto se resume en 2 aspectos:
Confían en sí mismos y están dispuestos a correr el riesgo.
Creer en el peligro es creer en la posibilidad de que algo atenta contra nosotros, contra nuestros planes o contra nuestro futuro. En otras palabras, por miedo a que ocurra tal cosa no hacemos tal otra.
Esta creencia que (ojalá no la tengas) pero poseemos muchísimos adultos, no se origina de un día para el otro. Se empieza a forjar junto con nuestra personalidad. Y, si no estamos atentos, corremos el riesgo de que tome el control de nuestra vida, de nuestras decisiones y de nuestras acciones.
La formación de esta sigilosa creencia
A lo largo de la vida empezamos a recolectar miedos, dudas, patrones de conducta, y hacemos que formen parte de nuestra personalidad; sin cuestionarnos su origen o, lo que podría ser peor, sin siquiera percibirlos.
Adoptamos una forma de pensar, una manera de ver la vida y de discernir entre lo que está bien y lo que está mal a partir de un cúmulo de ideas arraigadas que rara vez ponemos en tela de juicio.
A causa de esta falta de discernimiento propio, de este no cuestionar lo aprehendido, repetimos deseos insatisfechos y proyecciones de lo que a nuestros padres les hubiera gustado realizar o de lo que la sociedad en general espera de nosotros.
Por cumplir con un mandato que responde a los deseos de los demás bloqueamos las decisiones que podrían surgir desde dentro nuestro de manera auténtica y libre.
Desde esta perspectiva, muchos son los condicionantes que interfieren a la hora de poder darnos cuenta qué es aquello que verdaderamente deseamos para nuestra vida, qué nos motiva y nos apasiona en el momento presente. En otras palabras, acabamos tan programados que nos cuesta percibir cómo somos en verdad.
Actividad
Una buena forma de empezar a «limpiarte» de los condicionantes es haciéndote preguntas que desafíen tus creencias.
Aquí te dejo algunos ejemplos para que te sirvan de referencia. Escribe las respuestas y anímate a cuestionarte muchas cosas más.
- ¿Qué cree mi entorno acerca de esto? Reemplaza la palabra «esto» por lo que sea que quieras indagar: vida, trabajo, futuro, felicidad, etc.
- ¿Qué creo yo acerca de esto ? (puede que creas lo mismo, pero si no te hace feliz es una creencia que debes desafiar)
- ¿Qué es la felicidad para mi?
- ¿Qué es lo que determina que una vida sea plena?
- ¿Qué haría si nadie me estuviera observando?
- ¿Cómo actuaría si estuviese libre de la opinión de los demás?